martes

No presientes, si quiera, que no son tuyas estas manos, ni estos ojos, ni la sonrisa de mis labios.
No presientes que el amor se fugó por la rendija de tu puerta, y que lo que queda es nada, y la nada lo llena todo.
No presientes que cuando estoy a tu lado ni siquiera estoy contigo.

Que se me escapa el alma al ritmo de tus suspiros...