Tirar de la punta del mantel, dejar que se derrame el vino, que se rompan las copas, que estallen los platos en el piso, que las paredes se cubran del rojo salsa.
Patear la silla, romperle -si es posible- una pata, o dos.
Dar vuelta la mesa, que quede patas arriba.
Abrir la puerta de una patada, tratar de no cruzarse con nadie ni con nada más.
Descargar la bronca, hacer catarsis, exteriorizar.
LLorar hasta comprender. Tranquilizarse de a poco, exhalar los últimos suspiros odiosos y secarse las últimas lágrimas para emprender el camino al nunca jamás...
Patear la silla, romperle -si es posible- una pata, o dos.
Dar vuelta la mesa, que quede patas arriba.
Abrir la puerta de una patada, tratar de no cruzarse con nadie ni con nada más.
Descargar la bronca, hacer catarsis, exteriorizar.
LLorar hasta comprender. Tranquilizarse de a poco, exhalar los últimos suspiros odiosos y secarse las últimas lágrimas para emprender el camino al nunca jamás...
4 comentarios:
A mi me cuesta romper todo.
Será que nunca emprendí el camino del nunca jamás.
Cuando suceda, seguramente algo quedará roto.
Abrazotes con candorosidat!!!
Cómo estamos hoy eh!
Es una muy buena, además de lógica, la opción de romper cosas. Romper todo. Menos rompernos la cabeza pensando y pensando donde está ese camino que tanto buscamos. Quizás está ante nuestros ojos y como dicen por ahí "no hay peor ciego que el que no quiere ver"...
En fin... Habrá que probar, para ver el efecto de descargarse así.
Abrazo!!!
vaciarse...
Quizás haya un exceso de patadas en el texto... sería bueno probar, romper todo -menos la cabeza, Gise- y menos que menos, el alma...
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